Matemáticas

Ha pasado un buen rato y no he escrito en mi blog. Me siento realmente culpable por ello. Odio cuando estoy pensando en cualquier cosa o en nada en alguna clase y repentinamente, llega a mí una grandiosa idea... Estúpidamente llega a mí una idea de la manera más inesperada posible, pero al cabo de un rato, pierdo el hilo de mis pensamientos y esa idea tan estúpidamente brillante se ha esfumado.

Creo que me compraré algún cuaderno (más bien, designaré un cuaderno) para anotar todas aquellas ideas descabelladas que llegan a mí después de una cadena de pensamientos sin sentido, aunque no del todo, si no, éstas no llevarían a ninguna idea, sea esta descabellada o brillante.

Odio las matemáticas, ¿alguna vez lo mencioné? Quizá. Suelo decirlo mucho. Las odio porque todo es tan cuadrado. Todo tiene que ser simplificado a su mínima expresión; todas las operaciones te deben de llevar a un sólo y único resultado, Sin Excepciones. Hay reglas para todo. No puedes hacer las cosas de acuerdo a como tú las razonas. Debes resolver todo de acuerdo a como un tal Descartes o Newton creyó conveniente.

En cambio en la literatura, tú pones tus propias reglas. Le pueden dar un sólo tema a 10 personas y cada una dará una respuesta diferente. Puedes establecer tu propio estilo. A excepción de reglas de gramática, redacción y puntuación, no hay más; lo demás está en tus manos. Una herramienta bastante útil y fácil de usar.

¿En dónde está esa dichosa poesía numérica que no todos tenemos la capacidad de apreciar?
¿Dónde se encuentra toda esa magia que yo aún no percibo?

Y mientras me planteo todas estas preguntas, intentando resolverlas con las variantes x, y y z. Intentando resolverlas de una manera algebráica, más incógnitas llegan a mí.

Pero bueno, espero poder seguir escribiendo o espero poder escribir más seguido. Las matemáticas me están afectando un poco...