domingo, 17 de enero de 2010

It's a new dawn, it's a new life

Subir a mi azotea con mi cámara y contemplar el cielo por mucho tiempo, mientras todas mis sensaciones son envueltas por la belleza del paisaje, es una de las cosas que más disfruto hacer.
Hoy, siguiendo mi rutina de siempre, subí a observar el movimiento de las nubes, a sentir el viento soplar sobre mi rostro y a escuchar el revoloteo de las aves.

Al llegar ahí, me di cuenta de que había algo que hace mucho no veía. El cielo estaba más despejado que nunca y aquella nata que reside sobre la ciudad desde que tengo memoria, se encontraba un tanto más disipada. Después de tantos días con un viento terrible que había estado azotando las calles, hoy por fin se podían observar las montañas que rodean la ciudad. Esto me pareció espectacular. Una imagen que hacía alegoría al dicho que dice que después de la tomenta siempre llega la calma, siempre sale el sol; después de un frío terrible, el viento que me ha estado atemorizando con el ruido que produce al golpear contra las ramas de los árboles y la lluvia sin tregua de los últimos días, por fin hubo un día de paz, en el cual, finalmente pude volver a observar el cielo. Por fin pude contemplar tímidamente al radiante sol que anunciaba un nuevo día, y ¿por qué, no? una nueva esperanza.




1 comentario:

noticias dijo...

guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro temas muy interesantes.