miércoles, 18 de noviembre de 2009

Rue Saint-Michel

Me encontraba en París, la ciudad del amor (aunque he de agregar que esto aun estaba por comprobarse). Venía caminando de Louvre, cargado de souvenirs y tarjetas postales de mi enigmática Mona Lisa. Había pensado en la posibilidad de repartir aquellas tarjetas postales por las callejuelas de París con versos románticos que ninguna mujer en su sano juicio resisitiría; me convertiría en todo un casanova.

Mientras planeaba todo esto, fui bajando lentamente las escaleras que me conducirían al metro; caminaba distraídamente en tanto le daba una hojeada a mi guía de turista. Tan absorto me encontraba con ésta que no me dí cuenta de que había un artista callejero interponiéndose en mi camino. Éste comenzó a tocar una pegajosa melodía con su guitarra, sacándome así de mi ensimismamiento. Me encontraba envuelto por la música. De la nada, me ví parado en medio de la muchedumbre. El lugar estaba atiborrado, cual estación de Pino Suárez a las 07:30 de la noche. La gente caminaba agitada a mi alrededor y en tanto yo, seguía cantando una melodía particularmente familiar.

Parpadeé una vez más y toda la muchedumbre se había esfumado tan repentinamente como había aparecido. Ahora me encontraba sentado en una banca, algo desconcertado. Vi una de las tarjetas postales que había comprado en Louvre... No lo podía creer... La mismísima Mona Lisa, quien estaba retratada en la tarjeta postal, me estaba guiñando un ojo. Un instante después, vi a una bella muchacha parisiense que se encontraba a mi lado; de un momento a otro, me encontraba besándola apasionadamente. No entendía nada de lo que estaba sucediendo a mi alrededor. Mi mente estaba jugando conmigo otra vez. Unos segundos después, me encontraba en una riña con un hombre enfurecido. Miles de Mona Lisas sonrientes caían del cielo...

Me encuentro retraído, leyendo mi guía de turista de París. Estoy bajando las escaleras, me encamino al metro, el cual, me conducirá a mi siguiente parada. A rue Saint-Michel.

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