viernes, 4 de septiembre de 2009

Revoloteo Pt. 1

Despierto sobresaltada... Con un poco de esfuerzo, logro que mis ojos se incorporen a la obscuridad. ¿Dónde diablos me encuentro? En el vano esfuerzo de recordar, un intenso dolor de cabeza me invade. Un escalofrío penetra lo más profundo de mi ser... Me hiela hasta los huesos. No logro enfocar nada a mi alrededor; deduzco que necesito anteojos. Intento hallar algún par, sin embargo, no encuentro nada. Fuerzo mis ojos para poder enfocar por lo menos un poco, pero es inútil. Volteo hacia los lados y encuentro una tenue luz blanca a mi lado. Veo a mi alrededor una vez más. Me encuentro en un lugar impecablemente blanco. Observo mi cuerpo; algunos golpes, mucho dolor y marcas que nunca se borrarán-o eso supongo, asumo-. No hay rastro de ningún otro ser viviente a mi alrededor. Hay una ventana a unos pocos metros de donde me encuentro. Todo es tan lúgubre... Escucho las gotas de lluvia golpeando sobre el vidrio. El cielo se está cayendo allá afuera. Escucho el viento controlando el movimiento de las ramas de los árboles (quiero suponer que de ahí proviene el sonido, ese sonido que tanto me aterra); ese mismo viento que hace que las hojas caídas durante las largas noches de otoño revoloteen cual pajarillos, aunque obviamente ninguna criatura de esa especie sería tan tonta como para quedarse en este lugar tan frío, tan sombrío. Mi mente comienza a enlazar cosas sin sentido. Sigo sin entender lo que sucede. Intento moverme, levantarme de aquel lugar, incorporarme; pero es inútil. Mis piernas no responden.
A pesar de este intenso dolor que aqueja mi cabeza, intento recordar. Me formulo una pregunta esencial: ¿Quién soy?. Imágenes borrosas llegan a mí, sin embargo, no logro distinguir ninguna. Me esfuerzo un poco más y un mar de nombres, imágenes, sonidos y olores llegan a mí, despertando todos mis sentidos. Pero sigo sin recordar algo reelevante. O al menos, eso creo. No hay ningún nombre que me sea lo suficientemente familiar como para esforzarme en él y relacionarlo con alguna de las tantas imágenes, sonidos, olores y pensamientos que han llegado a mí de un momento a otro... Toda una avalancha de recuerdos.
Deduzco que era una persona feliz. Pero si así era, ¿por qué es que estoy atrapada en este lugar, sin nadie a mi lado que me pueda dar una pista de que como era mi vida antes de esto? Alguien que me ayudara a reconstruir un pasado que probablemente nunca tuve. ¿Qué pasado? me pregunto... ¿Hay algún futuro? Ya no hay consecuencias, quizá nunca las hubo.
Sigo sentada en este triste lugar. Busco alguna otra cosa que me de una pista del lugar en el que me encuentro, y sin embargo, todo es en vano. Una frustración inmensa invade mi ser. ¿Por qué? Sí, di en el clavo. Esa es la pregunta. Hay tantos por qués que quiero resolver y las respuestas sólo las podré encontrar en algún lugar, escondido en mi mente. Pero ¿qué si mi mente me engaña? Juega conmigo, crea recuerdos inexistentes; ya no puedo confiar en nada ahora.
Necesito al otro para saber quién soy.